viernes, 4 de mayo de 2012

[REVIEW] El fantasma de Bob Dylan

Uno de los mayores mitos del mundo del rock es el de William Campbell. Este supuesto policía canadiense sería el Paul McCartney que todos conocemos, desde que el Beatle original muriera en un accidente de tránsito en 1967. Claro, la idea es estúpida y totalmente antojadiza. Incluso si fuera cierto, este Campbell sería bastante mejor músico que la persona a la que reemplazó. Lo que no resulta tan loco, es pensar que algo parecido pasó con Bob Dylan. Porque después de lo mostrado el miércoles 2 de mayo en el Movistar Arena, uno perfectamente podría postular que alguien mató a Robert Zimmerman (probablemente a principios de los 80') y lo sustituyó por alguien parecido, pero con un tercio de sus habilidades musicales. Tristemente, lo mostrado por la mayor estrella en la historia de la música folk, es probablemente el concierto más débil que un gran artista ha dado en nuestro país.

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Cuando uno va a un concierto de Dylan debería saber a lo que se enfrenta. Es dato conocido que altera las canciones hasta el punto de hacerlas irreconocibles, que su voz ya no existe, y que no interactúa en ningún momento con el público. Aún así, ver todo esto en vivo y en directo decepciona de sobremanera. Las luces se apagan puntualmente a las 21hrs, y el músico y compañía empiezan con "Leopard-Skin Pill-Box Hat" la cual entusiasma. A pesar de los cambios vocales, la versión no varía mucho, y Dylan muestra que sus habilidades de instrumentista no han variado, luciéndose en el órgano. Claro, la ilusión dura poco. "It Ain't Me Babe" y la ganadora del Oscar "Things Have Changed" son una gran decepción, con la voz del cantante desafinando de manera inimaginable. La situación se profundiza con el primer gran clásico destrozado de la noche: "Tangled Up In Blue" sólo es identificable por la instrumentación, porque Dylan se encarga de destruirla con su presentación. Resulta raro que el músico se la haya jugado por su tema más complejo en el ámbito vocal, tomando en cuenta sus actuales capacidades.  

Los arreglos de las canciones lucen planos y repetitivos. Todos los temas con toques de Blues suenan demasiado parecidos a "Highway 61 Revisited", hasta el punto que cuando empieza la canción en verdad, es difícil darse cuenta de que la está tocando. Algo parecido sucede con "Desolation Row", en la cual tardé un buen rato en identificar la canción de 11 minutos. El peor momento de la noche se vivió con una tríada de clásicos de la música universal que debieron haber sido un peak de emoción, pero fueron otra anécdota negativa del concierto: "A Ballad of a Thin Man", en una versión instrumentalmente impecable, pero que nuevamente Dylan cantaba lo que quería, "Like a Rolling Stone" que fue probablemente el asesinato más imperdonable de la jornada, con la parte vocal totalmente alterada y sin ningún matiz que se acercara a la épica versión original, y "All Along the Watchtower" que cerró el set principal, de una manera totalmente anticlimática. Dylan vuelve para interpretar una bluesera "Blowin' in the Whind" que no tiene ni una pizca de la emotividad de ese tema acústico sesentero.

Claro, todos los medios musicales se mostraron condescendientes e hipócritas frente al deplorable espectáculo, calificándolo con términos como "único" e "intenso", como si hubieran visto un concierto totalmente distinto. Esa misma actitud se veía en el público del Movistar Arena. Durante las canciones, la gente estaba en profundo silencio, algunos se agarraban la cara, e incluso se veía a otros durmiendo o quedándose dormidos. Pero Dylan terminaba de tocar, y todos aplaudían a rabiar, como si hubieran escuchado lo mejor del mundo. Pero la triste verdad, es que estábamos lejos de algo memorable, y el único consuelo que quedaba, era saber que estabas frente a una leyenda viviente.

Algunos justificarán los 70 años del viejo Bob como excusa a su pobre desempeño, lo cual es una total falacia. McCartney a sus 67 tiene uno de los shows en vivo más sólidos del mundo. Roger Waters, sin nunca haber lucido una buena voz, deja el alma sobre un escenario, con sus 68 años. Por último está el caso de BB King, que con 86 malditos años, todavía puede jactarse de su poderosa habilidad vocal. No hay mucha justificación para lo que muestra el señor Zimmerman.

Sólo por un valor sentimental alguien puede tratar de autoconvencerse de que Bob Dylan hizo un buen concierto. Pero la verdad es que fue simplemente malo, sin peros que sean válidos. Careció totalmente de emotividad, lo cual es finalmente, todo el sentido de una presentación en vivo. Dylan será siempre esa voz rebelde y honesta que alguna vez compuso algunos de los himnos definitivos de la humanidad. Pero después de verlo destrozar su legado durante dos horas, queda claro que lo que existe hoy en día es su mero fantasma.

Setlist:

1. Leopard-Skin Pill-Box Hat
2. It Ain't Me, Babe
3. Things Have Changed 

4. Tangled Up In Blue
5. Beyond Here Lies Nothin'
6. Desolation Row
7. Cry A While 

8. Tryin' To Get To Heaven
9. The Levee's Gonna Break
10. Simple Twist Of Fate
11. Highway 61 Revisited
12. Love Sick
13. Thunder On The Mountain
14. Ballad Of A Thin Man
15. Like A Rolling Stone
16. All Along The Watchtower

(encore)

17. Blowin' In The Wind



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